María Reina de la Paz

María Reina de la Paz

lunes, 26 de enero de 2009

LA SANTA MISA

Del libro "Para salvarte" del P. Jorge Loring:

HERMANO, SABIAS QUE...
  • Una sola Misa glorifica más a Dios que lo que le glorifican en el cielo por toda la eternidad todos los ángeles y santos juntos, incluyendo a la Santísima Virgen María, Madre de Dios. La razón es que la Virgen y los Santos son criaturas limitadas, en cambio la Misa, como es el Sacrificio de Cristo-Dios, es de valor infinito.
  • Oír una Misa en vida aprovecha más que las que digan por esa persona después de su muerte.
  • La Misa es el acto más importante de nuestra Santa Religión, porque es la renovación y perpetuación del sacrificio de Cristo en la cruz.
  • En la Misa se reactualiza el sacrificio que de su propia vida hizo Jesucristo a su Eterno Padre en el calvario, para que por sus méritos infinitos nos perdone a los hombres nuestros pecados, y así podamos entrar en el cielo.
  • En la Misa se hace presente la redención del mundo. Por eso la Misa es el acto más grande, más sublime y más santo que se celebra cada día en la Tierra.
    Decía San Bernardo : el que oye devotamente una Misa en gracia de Dios merece más que si diera de limosna todos sus bienes...
  • Con cada Misa que oigas aumentas tus grados de gloria en el cielo.
  • La única diferencia entre el sacrificio de la Misa y el de la cruz está en el modo de ofrecerse: en la cruz fue cruento (con derramamiento de sangre) y en la Misa es incruento (sin derramamiento de sangre), bajo las apariencias de pan y vino. «Los sacrificios de la Ultima Cena, el de la Cruz y el del altar, son idénticos».
  • Todos los fieles que asisten al Sacrificio Eucarístico lo ofrecen también al Padre por medio del sacerdote, quien lo realiza en nombre de todos y para todos hace la Consagración.
  • Hay quienes dicen que no van a Misa porque no sienten nada. Están en un error. Las personas no somos animales sentimentales, sino racionales ... El cristianismo no es cuestión de emociones, sino de valores. Los valores están por encima de las emociones y prescinden de ellas. Una madre prescinde de si tiene o no ganas de cuidar a su hijo, pues su hijo es para ella un valor. Quien sabe lo que vale una Misa, prescinde de si tiene ganas o no. Procura no perder ninguna, y ve de buena voluntad.
  • Para que la Misa te sirva basta con que asistas voluntariamente, aunque a veces no tengas ganas de ir. La voluntad no coincide siempre con el tener ganas. Tú vas al dentista voluntariamente, porque comprendes que tienes que ir; pero puede que no tengas ningunas ganas de ir.
  • Algunos dicen que no van a Misa porque para ellos eso no tiene sentido. Cómo va a tener sentido si tienen una lamentable ignorancia religiosa» A nadie puede convencerle lo que no conoce. A quien carece de cultura, tampoco le dice nada un museo. Pero una joya no pierde valor porque haya personas que no saben apreciarla. Hay que saber descubrir el valor que tienen las cosas para poder apreciarlas.
  • Otros dicen que no van a Misa porque no les apetece, y para ir de mala gana, es preferible no ir. Si la Misa fuera una diversión, sería lógico ir sólo cuando apetece.
  • Pero las cosas obligatorias hay que hacerlas con ganas y sin ganas. No todo el mundo va a clase o al trabajo porque le apetece... A veces hay que ir sin ganas, porque tenemos obligación de ir. Que uno fume o deje de fumar, según las ganas que tenga, pasae. Pero el ir a trabajar no puede depender de tener o no ganas. Lo mismo pasa con la Misa. Ojalá vayas a Misa de buena gana, porque comprendes que es maravilloso poder mostrar a Dios que le queremos, y participar del acto más sublime de la humanidad como es el sacrificio de Cristo por el cual redime al mundo.
    Pero además, la asistencia a la Misa dominical es obligatoria, pues es el acto de culto público oficial que la Iglesia ofrece a Dios.
  • La Misa es un acto colectivo de culto Dios. Todos tenemos obligación de dar culto a Dios. Y no basta el culto individual que cada cual puede darle particularmente. Todos formamos parte de una comunidad, de una colectividad, del Pueblo de Dios, y tenemos obligación de participar en el culto colectivo a Dios. No basta el culto privado.
    El acto oficial de la Iglesia para dar culto a Dios colectivamente, es la Santa Misa. El cumplimiento de las obligaciones no se limita a cuando se tienen ganas. Lo sensato es poner buena voluntad en hacer lo que se debe.El cristianismo es una vida, no un mero culto externo. El culto a Dios es necesario, pero no basta para ser buen cristiano. La asistencia a Misa es sobre todo un acto de amor de un hijo que va a visitar a su Padre: por eso el motivo de la asistencia a Misa debe ser el amor.
  • Siendo la Santa Misa «reproducción incruenta del sacrificio del calvario, tiene los mismos fines y produce los mismos efectos que el sacrificio de la cruz».
  • La Misa se celebra por cuatro fines :
    1. Para adorar a Dios dignamente. Todos los hombres estamos obligados a adorar a Dios por ser criaturas suyas. La mejor manera de adorarle es asistir debidamente al Santo Sacrificio de la Misa.

    2. Para satisfacer por los pecados nuestros y de todos los cristianos vivos y difuntos.
    3. Para dar gracias a Dios por los beneficios que nos hace: conocidos y desconocidos por nosotros.
    4. Para pedir nuevos favores del alma y del cuerpo, espirituales y materiales, personales y sociales.
    Para alabar a Dios, para darle gracias por un beneficio, para pedirle un nuevo favor, para expiar nuestros pecados, para aliviar a las almas del purgatorio, etc., etc., lo mejor es oír Misa.
    Por lo tanto, nuestras peticiones, unidas a la Santa Misa tienen mayor eficacia. Pero la aplicación del valor infinito de la Misa depende de nuestra disposición interior.
  • La Misa se ofrece siempre solamente a Dios, pues sólo a Él debemos adoración, pero a veces se dice Misa en honor de la Virgen o de algún santo, para pedir la intercesión de ellos ante Dios.
  • Una sola Misa, bien oída, nos aprovecha más que mil Misas que nos apliquen después de nuestra muerte.
  • Muchos cristianos tienen la costumbre de ofrecer Misas por sus difuntos. Es ésta muy buena costumbre, pues una Misa ayuda a un difunto mucho más que un ramo de flores sobre su tumba.

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz.

¿Que pasa en Cada Misa?

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera de cuerpo presente (Mc 14, 22-24) en la Eucaristía:

si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12).

Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor:

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.)

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